Primera aparición
La primera aparición del Ángel de Fátima ocurrió en 1916, un año antes de las apariciones de la Virgen María en la cueva “Loca de Cabeco”. Los tres niños pastores, Lucía dos Santos, Francisco y Jacinta Marto, estaban jugando cerca de su casa en Aljustrel, un pequeño pueblo cerca de Fátima, cuando vieron a un ángel que se les acercó.
El ángel, descrito por los niños como un joven de una gran belleza y luz radiante, se les presentó como el «Ángel de Portugal» y les invitó a rezar con él. Les enseñó la siguiente oración:
“Mi Dios, Yo creo en ti, Yo te adoro y Yo te amo. Te pido perdón por todos aquellos que no creen, que no te adoran y no te aman.” Lo repitió tres veces, se levantó y les dijo a los pequeños “Recen de esta manera. Los corazones de Jesús y María están atentos a sus súplicas.”
Esta aparición fue un encuentro significativo que preparó el camino para las apariciones posteriores de la Virgen María en 1917. El Ángel de Fátima instó a los niños a prepararse espiritualmente y a ser dóciles a la voluntad de Dios; les pidió que ofrecieran sacrificios a Dios en reparación por los pecados y por la conversión de los pecadores.

La experiencia con el Ángel de Fátima dejó una profunda impresión en los niños y los preparó para las apariciones posteriores de la Virgen María, que tuvieron un impacto duradero en la vida de Lucía, Francisco y Jacinta, así como en la devoción y peregrinación a Fátima.
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La segunda aparición del Ángel de Fátima tuvo lugar en el verano de 1916, aproximadamente tres meses después de la primera aparición. En esta ocasión, el Ángel de Fátima les instruyó sobre la importancia de la oración y el ofrecimiento de sacrificios. Les dijo: «¿Qué hacéis? ¡Orad, orad mucho! Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo».
El ángel también les enseñó una nueva oración, conocida como la Oración del Ángel, y los animó a ofrecerse a sí mismos como sacrificio a Dios en reparación por los pecados de la humanidad.
Esta segunda aparición del Ángel de Fátima profundizó en el mensaje espiritual y la misión de los niños, preparándolos para las apariciones posteriores de la Virgen María en 1917. Fue otro encuentro significativo que fortaleció la fe y el compromiso espiritual de Lucía, Francisco y Jacinta.
La tercera aparición del Ángel de Fátima tuvo lugar en otoño de 1916, unos meses después de la segunda aparición. Los tres niños pastores, Lucía dos Santos, Francisco y Jacinta Marto, se encontraban rezando y cuidando de su rebaño en los alrededores de Fátima cuando el ángel se les apareció una vez más.
En esta ocasión, el Ángel de Fátima llevaba consigo un cáliz suspendido en el aire, sobre el cual estaba suspendida una hostia. El ángel se acercó a los niños y les dijo: «Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios».
Luego, les instruyó nuevamente sobre la importancia de la adoración, la reverencia y la reparación por los pecados cometidos contra Jesús en la Eucaristía. Los animó a ofrecer sacrificios y penitencias en reparación por los pecados de la humanidad y a recibir la Sagrada Comunión con devoción y reverencia.
La tercera aparición del Ángel de Fátima profundizó aún más en el mensaje de oración, sacrificio y reparación que los niños habían recibido en las apariciones anteriores. Preparó su corazón y su espíritu para las apariciones posteriores de la Virgen María en 1917 y reforzó su compromiso de vivir una vida de fe y devoción.