«La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio». (D. Can. 515)
La parroquia, comunidad de comunidades y movimientos, acoge las angustias y esperanzas de los hombres, anima y orienta la comunión, participación y misión. No es principalmente una estructura, un territorio, un edificio, ella es «la familia de Dios, como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad: … La parroquia está fundada sobre una realidad teológica porque ella es una comunidad eucarística… «. La parroquia es una comunidad de fe y una comunidad orgánica en la que el párroco, que representa al obispo diocesano, es el vínculo jerárquico con toda la Iglesia particular. (Chl 26).
Si la parroquia es la Iglesia que se encuentra entre las casas de los hombres, ella vive y obra entonces profundamente insertada en la sociedad humana e íntimamente solidaria con sus aspiraciones y dificultades.
La parroquia tiene la misión de evangelizar, de celebrar la Liturgia, de impulsar la promoción humana, de adelantar la inculturación de la fe en las familias, en las Centros de Evangelización, en los grupos y movimientos apostólicos y, a través de todos ellos, a la sociedad.
La parroquia, comunión orgánica y misionera, es una red de comunidades. (Santo Domingo 1.2.2. La Parroquia)